1º.- Diseñar estrategias:
El abogado tiene que estar continuamente desarrollando situaciones que se pueden dar tanto en su despacho como en su ejercicio profesional. El análisis, la reflexión y la puesta en acción es fundamental.
2º.- Planificar:
La necesidad de aprender a planificar, especialmente desde cualquier perspectiva, pues sólo de esta forma obtendremos la información más relevante para la adecuada toma de medidas.
3º.- Fidelizar a los clientes:
Mantener a nuestros clientes contentos y satisfechos con nuestros servicios a través de una atención permanente y personalizada de la mejor calidad.
4º.- Captar nuevos clientes:
La puesta en marcha de estrategias para atraer nuevos clientes es vital, para la futura supervivencia de la firma. Ante el actual panorama de crisis, hay que ser aventurado e imaginativo.
5º.- Salir e interactuar:
El abogado no puede limitarse a salir sólo cuando tenga que asistir a los Juzgados. La única forma de estar a la vanguardia en esta profesión es manteniendo el contacto permanente con el exterior.
6º.- Estudiar:
Un buen abogado debe estudiar e informarse diariamente. Por mucha experiencia que se tenga, siempre hay material nuevo que conocer y que nos aportará información esencial.
7º.- Formarse:
Debemos examinar en qué queremos destacar o mejorar, hay que mejorar a través de la formación. Si deseamos conocer un nuevo campo, aventurémonos a ello.
8º.- Nunca venirse abajo:
Los abogados nos vemos rodeados de conflictos y tensiones, en menor medida de emociones positivas. Sin embargo, los abogados estamos obligados a sortear rápidamente los obstáculos que surjan con una actitud realista y positiva.