Una fosa séptica, también conocida como pozo negro, es un pozo donde van a parar todos los residuos fecales y aguas consumidas por los hogares. Su función es depurar y filtrar las aguas para evitar que se contamine el medio ambiente con malos olores, así como para evitar la transmisión de infecciones provocadas por el contacto con aguas contaminadas.
Limpiarla de vez en cuando es fundamental, pues si se acumula mucha suciedad, se disminuirá la capacidad de la fosa.
Para ello se debe llevar a cabo un correcto mantenimiento, que consiste en vaciarla para eliminar las capas de grasa y retirar los lodos almacenados. La frecuencia de esta práctica dependerá del uso que se haga y de la profundidad y volumen de la misma.
Es conveniente que sea un profesional quien se ocupe, pues resulta peligroso limpiar una fosa séptica sin tener experiencia. Por ello, contrata a un servicio de limpieza de fosas sépticas en Madrid para que sean profesionales los que se encarguen de la limpieza y el mantenimiento.
Los pasos que se realizan para limpiarla son los siguientes:
- Se abren las tapas de la fosa lentamente y evitando respirar directamente los gases desprendidos por la fermentación del lodo y los residuos fecales.
- Es importante no fumar en los lugares próximos a la fosa, y menos aun cuando se va a limpiar, pues el metano que se produce y desprende es tóxico e inflamable, pudiendo causar una explosión.
- Se usa una bomba aspiradora que se coloca al nivel del agua para aspirar en primer lugar las grasas y elementos que flotan en la capa de la superficie.
- Poco a poco, hay que ir sumergiendo la bomba, sin tocar el fondo, pues no es aconsejable que aspire la última capa.
- Mientras se eliminan los desechos, hay que colocar una manguera para ir llenando la fosa.
- Una vez aspirado el 80% del lodo, se debe dejar de aspirar, pues es necesario dejar lodo en el fondo para que la fosa continúe con su función depuradora.
- En este momento es cuando se añade el activador bacteriano, siguiendo estrictamente lo que ordena el fabricante.
- Una vez hecho todo esto, el último paso es cerrar la fosa, cerciorándose de que está bien cerrada para que no se pueda abrir con facilidad.