A nivel internacional fue creado un organismo con el fin de regular y controlar todo lo relacionado a la aeronáutica civil, estableciendo normas y reglamentos que deben ser aplicados por parte de cada Estado firmante según el acuerdo al que se llegó en la denominada Convención de Chicago en 1944 y su posterior publicación en 1947.
Todos los Estados tienen la responsabilidad de informar sobre los cambios en sus aeropuertos, así como establecer reglamentos internos para cada uno, los cuales deben acoplarse con lo establecido en el convenio.
Los aviones deben ser debidamente registrados y cumplir con los requerimientos mínimos para poder sobrevolar los cielos internacionales.
Para que las naciones firmantes estén debidamente legalizados en cuanto a su aeronáutica deben cumplir con los anexos siguientes: los pilotos y tripulantes de un avión deben poseer la licencia respectiva, cumplir con los reglamentos aéreos, poseer un servicio meteorológico para la navegación aérea internacional, manejar a la perfección las cartas aeronáuticas, estandarizar las unidades de medidas que se emplean durante las operaciones aeroterrestres, operación de aeronaves, tener debidamente matriculadas las aeronaves, contar con aeronavegabilidad, facilitación, telecomunicaciones, servicio de tránsito, búsqueda y salvamento en caso de accidentes, investigación de cualquier inconveniente de aviación, aeródromos, servicio de información, protección al medio ambiente, brindar la seguridad debida ante actos de interferencia ilegal y transportación sin riesgo de mercancías peligrosas.
Los anteriores anexos están tomados de la convención de 1944 y hasta la fecha siguen vigentes para todas las naciones firmantes y las que se han agregado.
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